jueves, 11 de febrero de 2010
Una piedra peligrosa en el zapato de Evo Morales
De golpe y porrazo Evo Morales debió enfrentarse a una aguda e inesperada crisis interna.
Su candidato a gobernador para el departamento de La Paz, Félix Patzi, fue detenido mientras manejaba en estado de ebriedad la semana pasada, y el hecho desató una serie de consecuencias que indudablemente frenaron la luna de miel en la que vivía el oficialismo desde su aplastante victoria electoral de diciembre pasado.
Morales ordenó suspender la candidatura de Patzi, quien inicialmente asumió sus culpas y pidió perdón llorando al Presidente por dañar la imagen del proceso de cambio. Sin embargo, pocas horas después se amotinó y aseguró que no renunciaría.
Patzi fue ministro de educación, es sociólogo y considerado uno de los intelectuales aymaras de más peso. Argumentó que las bases le piden que no abandone su candidatura y que si lo hiciera estaría traicionando el mandato popular:
“Ya no es Felix Patzi como persona, sino es Felix Patzi como representante de todas las organizaciones sociales. Firmar la decisión de renuncia de manera involuntaria para mí es una defenestración personal, es sentirme como un traidor”, declaró al matutino privado La Razón.
Ninguno de estos argumentos son aceptados por el Presidente y sus principales allegados, quienes exigen la renuncia inmediata del candidato.
En las últimas horas la posición de Patzi ha perdido consistencia ya que tanto el presidente Morales como uno de sus principales operadores, el canciller David Choquehuanca -quien también es un importante referente aymara-, acusó al ex ministro de Educación de mentiroso. Patzi había asegurado que estaba ebrio por haber acudido al rito fúnebre de un familiar en el que es tradicional beber alcohol.
El presidente declaró este jueves que la renuncia de Patzi debía darse por "respeto al pueblo boliviano y en especial de La Paz que no puede tener candidatos que incurran en ese tipo de acciones que van contra la ley y ponen en riesgo hasta la vida de los ciudadanos".
"Cada día que pasa fue empeorando la situación de Patzi desde que fue detenido por la Policía, debido a que se descubrió que mintió al pueblo al manifestar que había consumido bebidas alcohólicas tras el entierro de una prima hermana", señaló según el reporte de la Agencia Boliviana de Información.
El Presidente subrayó que ese justificativo era falso porque no murió ninguna prima hermana de Patzi y solamente utilizó ese argumento "matando a un pariente, para argumentar la ilegalidad que cometió", dijo.
Patzi recibió un castigo ordenado por su comunidad, que consiste construir 1000 ladrillos de adobe, asegura que una vez concluida la tarea, iniciará su campaña hacia la gobernación.
El Movimiento al Socialismo (MAS) no presentará los papeles de Patzi ante el órgano electoral, lo que provocaría su inhabilitación de facto.
Este caso puso adicionalmente sobre la palestra una molestia de los pueblos originarios que se venía guardando debajo de la alfombra, la participación de los blancos -llamados k’aras en aymara- en el entorno del Presidente.
El ex ministro de Educación atacó al vicepresidente Álvaro García Linera por supuestamente no valorar el castigo aplicado por la justicia comunitaria:
“No valorar la justicia comunitaria es colonialidad y sobrevalorar a la justicia de occidente no es pregonar un verdadero espíritu de descolonización”, aseguró.
Al ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, también le tocó su parte; lo mencionó como responsable de organizar un complot para marginarlo de la candidatura:
“Yo sentía un poco de desprecio (de parte de Llorenti), un celo profesional por estar cerca del Presidente, se sentía amenazado”, arremetió.
Tanto García Linera como Llorenti son k’aras.
La enseñanza que deja este caso es que el gobierno no puede dormirse en los laureles y que ciertamente los problemas internos del MAS pueden traer más de un dolor de cabeza -y agudo por cierto- a la actual gestión.
Así lo manifestó el propio Evo Morales al asegurar que "no faltan problemas internos en el MAS provocados por ambiciones o corrupción de algunos dirigentes que, gracias a la conciencia del pueblo, se quedaron en el camino y no forman más parte de la agrupación".
Y los problemas podrían aumentar en virtud de las luchas intestinas por el poder dentro de un aparato ahora hegemónico y la inconsistencia político ideológica evidenciada por la inclusión de figuras de diversos sectores que no poseen los antecedentes que ameritarían su inclusión en las listas de candidatos.
Esto se produce en el marco de una justificada intención del gobierno de sumar sectores de clase media al proceso de cambio, estrategia que puede servirle en el corto plazo para ganar votos, pero también puede perjudicarlo en la imperiosa necesidad de construir un aparato político más cohesionado.
Un ejemplo de esta nueva y polémica estrategia es la candidatura de la ex miss Bolivia Jessica Jordan (26 años) a la gobernación del amazónico departamento del Beni.
Esta nota cierra con palabras de Patzi, quien más allá de haber cometido errores graves, ofrece una reflexión que parece muy válida y que puede aplicarse tanto al campo político como al periodístico -o a cualquier ámbito profesional-.
“El campo político debe cambiar. Está lleno de hipocresía, de doble moral, de disputas, de intrigas, de celos”.
Si esto no cambia, parece imposible que pueda darse una verdadera revolución en ningún lugar del mundo.
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