domingo, 18 de abril de 2010
Cochabamba: el inicio de la nueva revolución
Hace tiempo pienso que alguna nueva teoría contemporánea debe superar al legado marxista que ya cumple 150 años.
El pasado fin de semana visité uno de las montañas más impresionantes de la Cordillera Real en Bolivia, el Huayna Potosí. Desde allí observé un glaciar cercano que ya perdió más de la mitad de la superficie que acostumbraba tener, no sé si hace miles o millones de años.
La imagen es conmovedora, a pocos kilómetros de allí, otro glaciar (Chacaltaya) que era utilizado como pista de esquí a 5.300 metros de altura, ya dejó de existir.
Esto me hizo pensar en lo siguiente: Si la revolución industrial marcó de alguna manera la necesidad de desarrollar una teoría –el marxismo- para luchar contra la explotación de la nueva clase trabajadora que había creado, los efectos del calentamiento global generarán la necesidad de la nueva teoría capaz de librarnos de la destrucción del planeta.
La nueva revolución deberá ser verde y tardará en llegar lo que tarde la madre tierra en manifestar de manera dramática el agotamiento al que lo sometió la revolución industrial en sus poco más de 200 años de existencia.
Ya podemos observar que en los últimos 15 años el ecosistema ha experimentado bruscos cambios que no se habían visto en miles o millones de años. Creo que todos (excepto los grandes capitalistas que ven amenazados sus intereses ante políticas ambientalistas) podríamos estar de acuerdo en responsabilizar por estos actos a la evolución tecnológica que nació con la revolución industrial y se desarrolló a gran velocidad hasta la actualidad.
La humanidad necesitó entonces unos 50 años para entender los males de esa revolución y comenzar a pensar en sus anticuerpos.
El hombre podrá tardar acaso entre 20 y 100 años en vivir en carne propia los efectos devastadores que el capitalismo industrial provocará en su entorno natural, pero cuando esto ocurra necesitará de una nueva teoría para superar al capitalismo industrial y luchar por su supervivencia.
Este es el caldo de cultivo para una nueva revolución que la humanidad deberá emprender contra el capitalismo industrial. La materialización de la misma dependerá de millones de factores, uno de los cuáles evidentemente será la conciencia que podamos desarrollar en torno a los verdaderos responsables de los eventos que hoy podemos observar de manera marginal, pero que más temprano que tarde nos invadirán de manera irreversible y con consecuencias catastróficas.
Todas las posibilidades están sobre la mesa, tal vez el capitalismo industrial logre imponerse, y con él la destrucción de la vida tal como la conocemos hoy día.
Tal vez triunfe el capitalismo industrial y la vida pueda continuar en un marco muy diferente al que se nos presenta actualmente.
Tal vez cuando el planeta se torne insostenible una revolución rompa la lógica del capitalismo industrial, pero eso pudiera llegar demasiado tarde.
En cualquier caso habrá que comenzar a pensar en un nuevo sistema, lo que implica una nueva teoría revolucionaria que deberá superar obviamente al capitalismo, pero también a todos los socialismos conocidos hasta el momento, incluido el del Siglo XXI, que tiene entre uno de sus pilares fundamentales la industrialización de sus estados, un precepto perfectamente lógico y comprensible en el marco actual en el que todos aspiramos a convertirnos en sociedades “desarrolladas”, pero que no genera una alternativa real a la hora de la defensa de nuestro ecosistema.
Tal vez la cumbre que mañana empieza en Cochabamba, sea el primer escalón en la larga búsqueda de esa teoría que nos ayude a encontrar un marco teórico para la humanidad que intentemos fundar una vez que el capitalismo industrial haya destruido la que tenemos.
El paradigma cambió; ya no es la explotación del hombre por el hombre mismo, sino la existencia del hombre por el hombre mismo.
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3 comentarios:
idiota no es la revolucion de cochabamba
idiota no es la revolucion de cochabamba
perdon es interesante
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