jueves, 15 de julio de 2010
La Guerra Fría necesita un nuevo nombre
La historia debería ir buscándole un nombre a la post guerra fría, porque ahora no hay dos bloques que luchen por la hegemonía mundial, pero sí hay uno -que obviamente es Washington- que sigue desestabilizando a cualquier gobierno contrario a sus intereses con el objetivo de perpetuar su dominio mundial.
En tal sentido y en lo que respecta a América Latina, las noticias de las últimas semanas son bastante preocupantes; en Venezuela detuvieron a un terrorista salvadoreño (Francisco Chávez Abarca) con intenciones de realizar atentados para afectar el proceso democrático de ese país.
El susodicho es un terrorista que por donde se lo mire, aparece conectado con los servicios de inteligencia estadounidenses. Pocos días después surge la ligazón del terrorista con un ultraderechista venezolano (Alejandro Peña Esclusa) disfrazado de líder opositor y analista mediático -este a su vez muy cercano a un carapintada argentino y a la célula terrorista que planeaba hacer en Bolivia lo mismo que el terrorista salvadoreño soñaba para Venezuela-.
La conclusión es obvia, todos estos intentos marginales pero muy peligrosos que apuntan a destruir los procesos de cambio que se viven en América Latina, tienen que contar obligadamente con el financiamiento -o por lo menos con el aval- de los servicios de inteligencia estadounidenses, y todo esto ocurre muy lejos de la guerra fría que teóricamente debió terminar hace 20 años.
Además nos enteramos esta semana que organismos como la USAID, que está siendo denunciado por injerencia política en Bolivia, aparece ahora financiando a periodistas opositores a Hugo Chávez por un monto de 4 millones de dólares.
El presidente venezolano advirtió que si Washington insiste en subvencionar a grupos opositores, podría impedir el ingreso del nuevo embajador estadounidense, con lo que se verían aún más deterioradas unas relaciones que no logran normalizarse.
En medio de todo esto reapareció Fidel y los contrarrevolucionarios están como locos, las cadenas internacionales como CNN reproducen las matrices de opinión de los medios de Miami financiados por la CIA.
Una periodista de Univisión –cadena aliada a CNN- recogió en Miami las impresiones de los cubanos ante la entrevista a Fidel.
Allí en realidad lo que se observa es la opinión del director de Radio Mambí y de una de sus conductoras estrellas, descriptos oportunamente por el prestigioso investigador Jean-Guy Allard como “el ultraderechista Silvio Armando Perez Roura y la locutora batistiana Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, esposa del terrorista Roberto Martín Pérez.”
Por supuesto que Univisión y CNN nunca nos informa nada sobre el perfil político de los entrevistados, quienes cuentan entre sus mayores logros periodísticos haber entrevistado a Luis Posada Carriles.
Este caso de CNN es sólo una muestra más de un ejercicio político-mediático y cultural que evidentemente está totalmente de acuerdo en legitimar las políticas ultraderechistas y desestabilizadoras –por no decir terroristas- que impulsan los sectores más reaccionarios de la inteligencia estadounidense y la de sus mercenarios locales.
Todo esto nos va a remitir una vez más a los tiempos de la guerra fría, que pese a todo y como lo evidencian estos hechos está vivita y coleando.
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