jueves, 8 de julio de 2010

Mini lectura política sobre García Linera


La presentación del libro La potencia plebeya el pasado miércoles por la noche en La Paz, fue la excusa perfecta para conocer el pensamiento de su autor, el vicepresidente Álvaro García Linera, sobre los conflictos a los que se enfrenta Bolivia durante este 2010.
Muy resumidamente, porque el tema da mucha tela para cortar, Linera, uno de los intelectuales más destacados del país, evalúa un cambio sustancial en lo que tiene que ver con los movimientos sociales durante este año.
Según su interpretación, el proceso boliviano está inmerso en una nueva etapa en la que algunos movimientos sociales han dejado de movilizarse en torno a un bien común y ahora lo hacen en virtud de reclamos particulares, por lo que en este 2010 y a contrapelo con lo que había ocurrido desde inicios de siglo hasta el año pasado, el principal representante de los intereses de la mayoría es el Estado.
El vicepresidente se mostró ilusionado ante la posibilidad de que los sectores sociales que ahora persiguen intereses particulares puedan volver a movilizarse en torno a la defensa de un bien común.
Este análisis hecho público en la noche de ayer, nos ayuda a entender muchos de los acontecimientos ocurridos este año en Bolivia, en el que el gobierno no ha mostrado tanta disposición al diálogo como en etapas pasadas.
Interpreto también que más allá de la confianza del vice en asistir a un nuevo cambio de eje en la posición de estos sectores sociales, tiene que existir cierto -o un gran desencanto- con aquellas organizaciones que antes apoyaron incondicionalmente al proceso de cambio y ahora muestran reclamos puntuales que a nivel general, durante este año han causado inconvenientes de consideración a la gestión del gobierno.
Si hacemos un análisis general del proceso boliviano, quienes nos identificamos con principios progresistas coincidiremos en la necesidad de defenderlo ante las amenazas de los muchos que añoran su fin o su caída.
Pero esto es tan cierto, como que aquellos sectores que han estado históricamente marginados, están en todo su derecho de hacerse escuchar y llevar adelante sus reclamos particulares ante las autoridades, sobre todo en un marco político en el que el gobierno de Evo Morales y García Linera ostenta hegemonía ante una derecha golpista que fue derrotada estrepitosamente y no ofrece señales palpables de recuperación.

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