jueves, 9 de septiembre de 2010

La nueva doctrina de Washington para AL























Hay una declaración muy importante que ayer y hoy rebota en la mayoría de los medios americanos.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, calificó como insurgencia al accionar de las bandas de narcotraficantes mexicanos, y afirmó que ese país se parece mucho a la Colombia de hace 20 años.
Hay que prestarle atención a estas afirmaciones, que en boca de una funcionaria de ese rango nunca son gratuitas.
En Colombia, la penetración estadounidense en todas las esferas, políticas, de inteligencia y de seguridad es total. La excusa para esto es el narcotráfico y la insurgencia, los mismos problemas que ahora describe Clinton para la sociedad mexicana.
¿Querrá transformar Estados Unidos a México en su nueva Colombia, tal como lo ha hecho en las últimas décadas?
Parece ser que esta es la lectura que hacen los principales partidos representados en el senado mexicano, que en pronunciamientos públicos denunciaron que lo dicho por la jefa de la política exterior de Washington refleja el interés de EE.UU de participar de modo directo en México en la lucha contra el crimen.
Pero Clinton fue más allá, reiteró el “compromiso” con México, cuando Washington habla de compromiso en la lucha contra el narcotráfico o contra el terrorimo ya sabemos como termina. Compromiso estadounidense hay con Colombia (7 bases militares), con Afganistán y con Irak (invadidos).
Adicionalmente amplió el concepto de insurgencia narco a Centroamerica. Clinton dijo que México tiene la capacidad para luchar contra las bandas de narcotraficantes, capacidad de la que carecen los países centroamericanos -debemos interpretar que deberán contar con el apoyo de Washington para lograrlo, tal como lo necesitaron en la década de los ’80 para librarse de las guerrillas-.
Estén atentos a las noticias que ligan a Washington con la lucha contra el narcotráfico en América Latina, pues esta semana el presidente peruano Alan García, abrió las puertas a una presencia de tropas estadounidenses en su país bajo el pretexto de la lucha contra las drogas.
Adicionalmente el Departamento de Estado también presiona -y por cierto con éxito- a la clase política paraguaya para ampliar su influencia en la nación guaraní.
Si a esto le sumanos las 7 bases estadounidenses en Colombia y el nuevo concepto de insurgencia narco que afecta a México y Centroamerica la conclusión es obvia.
Bajo la administración de Obama ha tenido un nuevo impulso la injerencia estadounidense en nuestra región, la lucha ya no es contra el comunismo y ni siquiera contra el terrorismo, la excusa ahora es el narcotráfico.

jueves, 2 de septiembre de 2010

De Franklin Brito a Clarín

La muerte de un huelguista venezolano ha puesto en alerta al aparato mediático del gobierno bolivariano, recordemos que este se enfrenta a una guerra simbólica permanente contra el inmensamente mayor aparato mediático de la derecha mundial, que cuenta entre sus filas con los principales medios argentinos como Clarín y La Nación -además de todos los canales privados-.
Importante tener en cuenta que en 3 semanas habrá elecciones legislativas en Venezuela, por lo que la campaña de desprestigio está en un punto muy alto.
Sin embargo, el lamentable caso del productor agropecuario Franklin Brito, quien falleció después de varios meses de huelga de hambre no alcanza para impactar mediáticamente fuera de las fronteras venezolanas.
No hay elementos suficientes para responsabilizar al gobierno bolivariano por su deceso, por lo que el caso carece impacto político para la gran prensa internacional.
Diferente fue el caso del disidente cubano Orlando Zapata Tamayo, que sí le sirvió a las principales cadenas mundiales para atacar reiteradamente a la revolución cubana.
Fuera del caso, me parece interesante resaltar que las campañas político mediáticas no tienen descanso.
Los grandes medios, y en Argentina ya se está haciendo costumbre también, cada vez muestran de manera más abierta su defensa de intereses corporativos y conservadores. Deben mostrar su inclinación política ante la aparición de procesos políticos progresistas o contrahegemónicos.
Y ante esta evidencia se fortalece otra, la prensa hegemónica no es libre ni independiente, tiene un rol netamente político y en defensa de los intereses de los poderosos…además muchas veces adquiere más protagonismo que las propias figuras de las distintas oposiciones conservadoras.
Se me ocurre parafrasear a Clarín para decir que controlar los medios es controlar a la opinión pública, por lo que valdría la pena definir quienes tienen más legitimidad para administrar la información, si el estado, que tiene representantes elegidos por el voto popular, o un grupo de empresarios que avalaron y sustentaron a la dictadura de Videla y que además nunca rinden cuentas sobre su actuación ante la ciudadanía.