lunes, 1 de junio de 2009

Nuevo capítulo sobre la injerencia de EEUU en Bolivia


La historia de la injerencia estadounidense en Bolivia presentó nuevos capítulos el pasado sábado, cuando el viceministro para la Coordinación con los Movimientos Sociales, Sacha Llorenti, difundió documentos desclasificados que demuestran cómo el gobierno de Estados Unidos daba instrucciones el ex presidente boliviano Jorge Tuto Quiroga, quien asumió la presidencia de Bolivia tras la muerte del ex dictador Hugo Banzer en 2001.
Según estos documentos, asesores del entonces presidente George W. Bush, “sugirieron” a Quiroga la mejor forma para debilitar al incipiente líder cocalero Evo Morales.
“Nosotros creemos que una respuesta fuerte continuada podría haber debilitado aún más la base política de Evo Morales” dice EEUU, luego continúa “Instamos a que usted erradique la coca agresivamente. Sin embargo, ahora nosotros creemos que simplemente erradicar la coca no es suficiente.”
Hay más: “Instamos a que usted cierre los mercados ilegales del Chapare, que usted arreste y procese a aquellos que violan la ley y que usted confisque y queme la coca en transito, una acción más agresiva necesita asumirse en las líneas que acabo de describir”.
El 16 de enero de 2002 y en cumplimiento de las “sugerencias” impartidas a su gobierno desde Washington, Tuto Quiroga ordenó cerrar un concurrido mercado en la región cocalera del Chapare (Sacaba), y como consecuencia de esa acción represiva murieron 10 bolivianos.
La campaña coca cero de Banzer (que fue continuada por su vice Quiroga), persiguió, torturó, asesinó y militarizo la zona del Chapare, publicó el periódico estatal Cambio en su edición del domingo.
Cabe destacar que la campaña organizada por Estados Unidos era contra la coca y no contra la cocaína. Esta política reprimía la producción de la ancestral hoja de coca, que es consumida de manera masiva por el pueblo boliviano por sus propiedades medicinales desde hace más de mil años.
A lo mejor alguien puede pensar que este tipo de sugerencias emitidas por Washington son una cuestión normal o que no representan algo digno de destacar, en tal caso les propongo un ejercicio inverso, a ver cómo les suena.
Supongamos que desde Bolivia, el gobierno de Evo Morales decide emitir un comunicado enviado a Washington en los siguientes términos:
“Nosotros creemos que EEUU debe multiplicar la inversión para prevenir el consumo de cocaína. Sin embargo ahora nosotros creemos que simplemente estas campañas no serán suficientes”.
“Instamos al presidente Obama a que detenga definitivamente sus ataques indiscriminados contra civiles en Pakistán y Afganistán e instamos a su gobierno a que deje de financiar con el dinero del pueblo y en cambio expropie sin ninguna indemnización a los bancos y empresas responsables de la actual crisis capitalista que está afectando a todos los países del mundo.”
¿Cómo sonarían estas recomendaciones en Washington y qué pensaría usted al verlas publicadas en los medios de comunicación?
El primer recuerdo que me surge ante este tipo de revelaciones es el de la sumisión que existió siempre de parte de los gobiernos neoliberales ante Estados Unidos.
Cabe destacar que algunos presidentes de la región, como el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, el venezolano Carlos Andrés Pérez o el argentino Carlos Menem, llegaron a ser presidentes con discursos nacionalistas o populistas y una vez en el poder se entregaron a la presión de Washington para terminar siendo sus aliados más fieles en la aplicación de las políticas neoliberales.
¿Cuántas leyes del congreso argentino fueron ordenadas desde Washington durante la década del ´90 para consolidar los procesos de ajuste y privatización?
El Caracazo que estremeció a Venezuela en febrero de 1989 se produjo el mismo día en el que el entonces Ministro de Hacienda de Pérez finiquitaba un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Miles de ecuatorianos salieron a las calles para expulsar del Palacio de Carondelet en Quito a Lucio Gutiérrez, justamente por no respetar la voluntad popular de cambio y seguir los dictados de Washington.
Tuto Quiroga fue uno de los invitados al encuentro de los derechistas reunidos la semana pasada en Caracas, que de paso fue financiado por organizaciones dependientes del gobierno de Estados Unidos (y de otro paso mostró unos intelectuales neoliberales que a invitación del presidente Hugo Chávez, se negaron a debatir con sus pares de izquierda).
La información nos demuestra que la derecha latinoamericana sigue aferrada al proyecto de Washington y no es capaz de articular una identidad propia.
Una derecha independiente y no financiada por la principal potencia mundial sería saludable para las incipientes democracias latinoamericanas, pero lamentablemente la historia y el presente evidencian que eso es sólo una utopía.

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