sábado, 4 de julio de 2009

Hoduras: Un escándalo que no escandaliza a nadie


La situación de los Derechos Humanos fundamentales en Honduras es muy delicada y, como no podía ser de otra manera usted tiene muy pocas posibilidades de enterarse de lo que sucede realmente en ese país centroamericano.
Si los informes sobre las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que todos los días llegan mediante medios alternativos provinieran de gobiernos identificados con el cambio en nuestra región, el escándalo mediático y político a nivel mundial sería de proporciones monumentales.
El domingo del golpe, los militares se tomaron las instalaciones del Canal 36 y de la Radio Globo de Tegucigalpa. Un periodista tuvo que lanzarse desde un tercer piso para evitar ser capturado, y el dueño de la radio permanece asilado en una embajada.
La situación de los periodistas que no se plegaron al golpe la grafica de manera notable un correo que recibí de parte de un periodista amigo desde Venezuela.
“Loco, acá te mando unos contactos de colegas que tuvieron que pasar a la clandestinidad ante la persecución y las amenazas de muerte recibidas. Piden que los llamemos”.
¿Qué hubieran dicho si esta situación la hubiera disparado el comunista Hugo Chávez o el indígena cocalero Evo Morales?
Hace algunas semanas los medios peruanos, bolivianos y varios de otros países montaron un escándalo a raíz de una carta que Evo Morales envío a un congreso indígena en Perú, y que supuestamente había incitado a un levantamiento de los originarios peruanos. Una versión delirante impulsada por algunos representantes del gobierno peruano y demasiado bien acogida por estos medios que la reprodujeron como un boomeran.
Ahí se armó el escándalo por una carta, mientras que militares tomándose medios de comunicación, canales clausurados y sus dueños en la clandestinidad pasan prácticamente inadvertidos en las grandes corporaciones mediáticas.
El viernes escuché Radio Globo de Tegucigalpa y uno de los ministros de Zelaya salió al aire desde la clandestinidad; en medio de la entrevista debió cortar, según los periodistas, para evitar ser ubicado y capturado por los militares.
Otros reportes indican que los soldados hondureños disparan contra las llantas de las flotas que transportan a los seguidores de Zelaya para evitar que éstos lleguen a la capital para recibir a su Presidente, y el Frente Nacional contra el golpe de Estado denuncia que el Ejército recluta jóvenes de 15 años en adelante contra su voluntad para reprimir la movilización popular. Dicen que los jóvenes son sacados de sus casas por métodos violentos.
“Tenemos reportes desde Catacamas, Manto, Olanchito, Sonaguera, Colón y otros municipios”, precisó la agrupación. Por supuesto que esto no es noticia para casi nadie.
Otra vez, ¿Qué dirían si eso ocurriera en la isla castro comunista de Cuba?
Lo que sí denunciaron los medios hace un par de semanas fue que Chávez les iba a robar sus hijos a los padres y madres venezolanas, una infamia total que rebotó en los medios de ese país durante más de una semana.
El periodista hondureño Luis Galdámez denunció que los empresarios entregan camisas blancas a sus empleados para asistir obligatoriamente a las marchas en favor del dictador, por supuesto bajo la amenaza de perder sus fuentes de trabajo si no asisten.
“A los periodistas que informan la verdad de los hechos los persiguen carros polarizados, sin placa y con rifles saliendo de las ventanillas”, agregó.
Parecería ser que estos hechos son bastantes más graves que una carta o cualquier otra cuestión parecida; sin embargo, el escándalo no aparece.
¿Por qué será?

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