viernes, 6 de marzo de 2009

La historia del agente Noriega y la operación "Causa Justa"



El 16 de diciembre de 1969, el general Omar Torrijos, presidente de facto de Panamá, se encontraba en México cuando un nuevo golpe lo derrocó. Facciones del ejército panameño se enfrentaron y Torrijos pudo regresar a su país; uno de los soldados que destacaron en la reinstalación del general en el poder fue Manuel Antonio Noriega, que para entonces ya era un agente de la CIA y por esas acciones logró que lo nombraran jefe del servicio de inteligencia.
Noriega se transformó en una figura determinante dentro del Gobierno, y en 1983 alcanzó la Presidencia al ser nombrado Comandante en Jefe y Jefe de la Guardia Nacional Panameña. En mayo de 1984 hubo elecciones en el pequeño país centroamericano, pero la inestabildad política fue aprovechada por Noriega para hacerse nuevamente con el poder en menos de un año.
Un informe de la BBC afirma que en esa época el militar colaboró con la CIA en las operaciones de envío de armamento a la contra nicaragüense. Se sabe que él usó esas operaciones para traficar con droga proveniente de Colombia. Panamá se convirtió en esa época en un importante centro de procesamiento y distribución de narcóticos".
La triangulación era la siguiente: la CIA había negociado con el Cartel de Medellín (de Pablo Escobar) el ingreso de la cocaína a territorio estadounidense, a cambio se repartían las ganancias y con ese dinero la CIA financiaba parte de sus operaciones encubiertas con el fin de derrocar a la revolución sandinista. Panamá era parte de la ruta de tránsito, para eso contaban con la colaboración de Noriega. Esta relación está ampliamente documentada.
Según un informe del senador estadounidense John Kerry publicado el 13 de abril de 1989, los miembros de Departamento de Estado estadounidense "proporcionaron el apoyo a los contras y estuvieron implicados en el tráfico de drogas".
En noviembre de 1986 estalló en Estados Unidos el famoso caso Irán-contras, y de las investigaciones derivadas el fiscal especial del caso, Lawrence Walsh, estableció la existencia de más de 500 incidentes relatados con la participación de la CIA en el tráfico de drogas. Muchos de estos mismos incidentes formaban parte de Operaciones Especiales ocultas en América Latina.
El investigador Daniel Estulin publicó que durante esa época "la cocaína fue traída de Panamá a Costa Rica, Honduras y El Salvador. Desde allí fue transportado a los Estados Unidos a su lugar de almacenaje secreto en Mena, Arkansas. Esta actividad continuó de 1982 a 1989. Todo esto se hacía con el conocimiento de la CIA, la DEA y el FBI.
Este tráfico de drogas fue reconocido en un informe del Senado estadounidense Drogas, la Ejecución de la Ley y la Política Exterior. En esos años, William Casey era el director de la CIA. En internet puede rastrearse una declaración testimonial que realizó en diciembre de 1986 (en medio del escándalo Irán-contras), cuya veracidad no está totalmente confirmada, pero que a la luz de las investigaciones parece totalmente verosímil.
Casey reveló que su antecesor en el cargo, William Colby, lo había puesto en conocimiento de que operaciones encubiertas, tales como la "Fenix" (destinada a asesinar a miembros de la "estructura comunista" en América Latina) se financiaban con el dinero del tráfico de drogas. El director de la CIA escribió: "Colby me informó con toda franqueza que él había colocado más de un millón de libras de cocaína (500 toneladas aprox.) en Panamá, entre diciembre de 1975 y abril de 1976, operación que se había hecho con la ayuda de nuestro gentil aliado el general Manuel Noriega".
El subdirector que secundaba a Casey era nada más y nada menos que Robert Gates, actual secretario de Defensa de Obama.
Un informe de Argenpress revela que el 10 de diciembre de 1985, el director del Consejo de Seguridad Nacional, el vicealmirante John Poindexter, presionó a Noriega para que iniciara un ataque contra la Nicaragua sandinista; para que autorizara la presencia militar estadounidense después del 31 de diciembre de 1999 en Panamá y para que el país se sometiera a la política exterior de dicha potencia. El ataque a Nicaragua daría lugar a la invasión a ese país por parte de Estados Unidos "en defensa de Panamá". Pero Noriega rechazó las presiones y Poindexter amenazó al militar panameño advirtiéndole "que se atuviera a las consecuencias".
Irán-contras fue otro problema grande para Noriega, pues muchos de sus aliados en la CIA fueron removidos de sus cargos. En 1986, una filtración de la inteligencia norteamericana permitió al New York Times cuestionar el papel del Presidente panameño en el asesinato, dos años antes, de un opositor que fue decapitado. Empezaba la debacle.
En 1987, Roberto Díaz Herrera, entonces jefe del estado mayor de Noriega, renunció a su cargo y denunció que el Presidente panameño había conspirado con la CIA para asesinar al ex presidente Omar Torrijos, quien murió en 1981 en un accidente aéreo nunca aclarado. También lo acusó por corrupción.
Frente a esas denuncias, el Senado estadounidense le pidió su renuncia. Noriega ya había perdido definitivamente el apoyo estadounidense. El 7 de mayo de 1989 se produjo un nuevo proceso electoral en Panamá.
George Bush padre (director de la CIA en los ‘70) había apoyado con 10 millones de dólares al candidato opositor, Guillermo Endara, quien se alzó con la victoria.
El Gobierno impugnó las elecciones por interferencia extranjera y el país ingresó en una espiral de violencia impulsada por la oposición y reprimida por las huestes de Noriega. El 20 de diciembre de 1989 llegó la invasión. La operación "Causa Justa", ordenada por Bush, secuestró a Noriega y causó la muerte de entre 3 mil y 5 mil panameños. El viejo aliado finalmente fue derribado y terminó preso en EEUU.

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