martes, 27 de enero de 2009

Gaza: Impunidad no puede ser moneda de cambio



El primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró ayer que las organizaciones terroristas y Hamás se equivocaron al pensar que Israel no respondería a sus ataques. Seguramente él y su gabinete, también se equivocaron al pensar que podrían desatar otra vez un ataque indiscriminado contra los palestinos sin sufrir ninguna consecuencia.
La contundencia de las imágenes y de los testimonios ante el salvajismo israelí ha sido tal, que ahora se ha multiplicado el clamor mundial para que estos crímenes no permanezcan en la impunidad, como suele ocurrir.
Las imágenes de cientos de niños aplastados o destruidos por los bombardeos israelíes pudieron mucho más que el impresionante despliegue mediático que Tel Aviv implementó para tratar de ocultar sus crímenes y ganar la batalla por las mentes y los corazones.
Ahora están asustados y han lanzado un proyecto de ley para tratar de garantizar la impunidad de sus oficiales, denunciados por internacionalistas y por organizaciones de derechos humanos dentro de su propio territorio.
La reacción del gobierno israelí me hace acordar a la última dictadura argentina, cuando en 1979 tuvo que recibir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. A ellos también les resultaba imposible ocultar sus crímenes (torturas y desapariciones), así que se pusieron a la defensiva y apuntaron todos sus cañones para desacreditar a quienes llegaban a evidenciar sus atrocidades.
Hoy la brutal campaña mediática tendiente a limpiar la masacre de palestinos toma mayor impulso. Este lunes el matutino Yediot Ajaronot (que en hebreo significa últimas noticias) publicó un titular que decía "FDI (Fuerzas de Defensa Israelí): Sólo 250 de las víctimas de Gaza eran civiles".
Es parte de la propaganda de post guerra israelí, los palestinos denuncian al menos 700 víctimas civiles y los casos en los que Israel declara como combatientes a víctimas civiles, están sobradamente documentados. Para colmo no podemos decir que "sólo" hubo 250 víctimas civiles, sean 700, 250 ó 40, las víctimas civiles nunca se pueden proponer como pocas. Es una muestra más de la profunda brutalidad en la que está inmersa la sociedad israelí, y principalmente sus medios de comunicación.
Menos mal que algún avance hay, se percibe en el miedo a la justicia que llevó a los victimarios a idear ese proyecto de impunidad promulgado por el gabinete de seguridad israelí.

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