domingo, 25 de enero de 2009

Seguimos patas para arriba



El mundo se ve tan raro…Creo que Eduardo Galeano lo describió bien cuando nos ofreció su versión de "El mundo patas para arriba". Miraba los informativos en la televisión esta semana y me encontré con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, advirtiendo a un grupo de periodistas sobre la amenaza terrorista que significaba la existencia de Hamás.
Se me vinieron a la cabeza las imágenes de los más de 1.400 palestinos asesinados por Israel en su última ofensiva, de los casi 500 niños masacrados. Me parece interesante cuando dirigentes como Olmert nos recuerdan que debemos vivir asustados por las amenazas terroristas, así le han hecho vivir atemorizada a gran parte de la humanidad. Temor a Saddam Hussein, a Hamás, a Hizbulá (el partido de Dios libanés), en nuestra región a los guerrilleros, a los piqueteros (en argentina), a las hordas chavistas en Venezuela, o a las cocaleras aquí en Bolivia.
El poder nos enseña que debemos temerle a todo lo que signifique una amenaza para su sistema de dominación, pero mientras nosotros nos concentramos en temerles por lo que pudieran hacernos algún día, el poder arrasa con ellos, y generalmente con prácticas terroristas, ¿o qué es acaso masacrar a más de 400 niños en Gaza o a un millón de civiles en el Irak ocupado?
Esta semana Ehud Olmert declaró que lloró al escuchar el relato de un padre palestino, al que las fuerzas israelíes le asesinaron a tres de sus hijas. Aboul Aish estaba declarando a la televisión israelí desde Gaza cuando un obús israelí impactó en su casa causando la tragedia. Parece que el primer ministro asistió al espectáculo y se le piantó un lagrimón. Los grandes medios del mundo presentan la noticia de tal manera que Olmert parece un buen hombre sensible, pero nadie da cuenta de que él mismo ordenó esa matanza sistemática.
Al otro día del ataque contra la casa del doctor, reviso la prensa israelí (el caso tuvo amplia difusión en ese país) y encuentro un titular que dice "¿eran tan inocentes?", la nota nos explica que las hijas de Aboul Aish (quien siempre abogó por el diálogo entre palestinos e israelíes, y por eso es una personalidad conocida en Israel) estaban disparando contra soldados israelíes, y que por eso fueron atacadas. La desmentida enérgica del padre poco importó.
Por un tratamiento mediático como ese, se entiende que casi la totalidad de los israelíes estén a favor de la masacre contra el pueblo palestino, a ellos les muestran los hechos como el poder lo necesita.
Las denuncias sobre el uso de fósforo blanco contra la población palestina no me sorprendieron, pero sí que no se haya escuchado nada sobre uranio empobrecido. Estados Unidos utilizó ambas armas contra los iraquíes e Israel hizo lo propio cuando atacó al Líbano en 2006.
Como todos sabemos que Estados Unidos provee a Israel, me dije "¡qué raro que no hayan trascendido denuncias acerca de la utilización de uranio en este ataque contra Gaza!
El miércoles se terminó mi ingenua sorpresa. El embajador de Arabia Saudita ante la Agencia Internacional de Energía Atómica, dio cuenta de que Israel utilizó este material radiactivo contra los palestinos. No deja de sorprenderme la humanidad implícita en líderes estadounidenses e israelíes, al enterarme que esta sustancia altamente tóxica y mortal que ellos emplean en sus bombardeos democráticos y antiterroristas, perdura durante 4.500 años en el ambiente. Generaciones futuras, agradecidas.
Mientras tanto, Olmert nos siguió advirtiendo en conferencias de prensa sobre la grave amenaza nuclear que significa Irán, y los periodistas lo repiten como loros. ¿Se acuerdan por qué invadieron y derrocaron a Saddam Hussein en Irak? Porque se sospechaba que había adquirido uranio en África y además porque iba a utilizarlo contra Estados Unidos.
Sigo petrificado por la amenaza que implica Irán y todavía me duran los temblores por lo que podría haber hecho Saddam Hussein con el uranio que nunca compró, pero las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagazaki, el napalm arrojado sobre millones de vietnamitas y el uranio empobrecido esparcido por todo Irak, Líbano y Gaza, me resultan totalmente indiferentes.
Definitivamente que el mundo sigue estando patas para arriba.

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